Este trabajo describe las lógicas bajo las cuales la Iglesia Católica administró el territorio xinka durante el Siglo XVIII; los curatos en que este fue dividido; las rentas, primicias y raciones que los indígenas y los ladinos entregaban a las casas curales en cada pueblo. Se parte de que el estudio de la gestión de las parroquias ejercida por los curas arroja luces muy importantes acerca de la demografía, las actividades económicas y las organizaciones religiosas (cofradías, hermandades y guachivales).
La obra también aborda algunas prácticas y rituales xinkas condenados por el pensamiento católico; así como las medidas que las autoridades civiles y religiosas tomaron frente a las expresiones religiosas y espirituales consideradas como brujerías y maleficios. Las relaciones de poder entre la Iglesia, los pueblos indígenas y los hacendados españoles y ladinos en los pueblos que formaban parte de las vicaríasde Mita y de Chiquimulilla también es tomada en cuenta a lo largo de la obra.