La vida y la muerte son acontecimientos comunes a todos los seres vivos, animales y plantas, pero solamente la especie humana les ha dado significado, porque es un ciclo corto de convivencia y reproducción que debe ser suficiente para la construcción de relaciones familiares, comunitarias e institucionales sólidas, que den sentido a la vida. De esta manera cobra relevancia la conservación de la especie y de la cultura a través de la reproducción del patrimonio genético e histórico. En la construcción continua de la vida la muerte es indisociable de ella.
En este número se explica el significado de la vida y más ampliamente el de la muerte en la cosmovisión maya, porque ha sido la cultura más golpeada en su derecho de iniciar y terminar ese ciclo de manera natural desde la conquista. En el mes de noviembre se conmemora a los muertos y los santos en las culturas mesoamericanas, por lo tanto es el momento propicio para reflexionar sobre la historia reciente que no ha superado las tendencias violentas tipificadas como genocidio, expresión superlativa de un barbarismo anacrónico.
También se desea recordar y profundizar en la história reciente y en los mensajes de resiliencia implícitos en los informes realizados por la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHAG), liderado hasta mediados de los 90 por el Arzobispo Juan Gerardi Conedera.
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